Cicuta
Jaime Flores Martínez
Bufamiento
Además del colapso total de una decena de viviendas, el deslizamiento de tierra en el fraccionamiento Laderas de Monterrey también provoco la emanación de gases que huelen a contubernio.
La mañana del pasado martes, el senador panista Alejandro González Alcocer se veía resignado mientras desalojaba su vivienda ubicada en la calle Gardenias 4068 del mencionado fraccionamiento. Momentos antes la Dirección Municipal de Protección Civil había recomendado evacuar el inmueble ante el riesgo de derrumbe de más viviendas.
Desde horas de la madrugada, los habitantes de esa zona reportaron crujidos extremos en la parte del talud, hasta el punto que --al menos una decena de ellos-- observaron que la tierra se tragaba su patrimonio. Cuan injusta es, en ocasiones, la naturaleza.
El caso es que –esa noche—el Ayuntamiento de Tijuana invito a los afectados a que pasaran la noche en una cómoda habitación del Grand Hotel Tijuana, mientras que el Senado de la República pagó la estancia del senador González Alcocer y de su familia en el Hotel Marriot de Tijuana. El alcalde Jorge Ramos aclaró el miércoles que el pago del hotel lo había pagado la empresa Amaya-Curiel.
Y no se trata de criticar a los afectados por aceptar pernoctar en un hotel de cinco estrellas, sino cuestionar la incongruencia del gobierno de Tijuana. ¿Cuántas veces se ha registrado el derrumbe de casas en zonas pobres y los afectados son aventados en una colchoneta vieja en el Auditorio Municipal? ¿Por qué el municipio ofrece un trato distinto a pobres?
La respuesta es que en Laderas de Monterrey residen influyentes militantes del Partido Acción Nacional entre ellos el ex gobernador Alejandro González Alcocer, además de su ex secretario particular Andrés Chavarín González, quien ahora funge como encargado de compras en la Oficialía Mayor del Municipio. Este último se registró en el Grand Hotel Tijuana como uno de los damnificados por el deslizamiento de tierra.
Justo al momento del desalojo, el senador González Alcocer mostro a los reporteros sus conocimientos técnicos, al referirse a "lo arenoso del terreno que fue socavado por las corrientes de agua, derivado de las lluvias". Además dijo, el temblor del 4 de abril, debió influir. ¡Cualquiera diría que González Alcocer intentaba justificar el deslizamiento del terreno!
El alcalde de Tijuana aseguro mas tarde que se realizaría un estudio técnico (que costaría entre 300 y 400 mil pesos) para determinar las causas del siniestro. Después de eso, dijo, los afectados podrán saber a quien demandaran. ¿A quien demandaran? ¿Para eso gastaran 400 mil pesos? Aun sin iniciar el estudio geológico, 46 familias afectadas anunciaron que demandaran a la Cespt.
Los geólogos encargados del estudio, saben de antemano que el responsable de construir en "suelo arenoso" es el arquitecto Roberto Curiel, quien ahora mismo edifica en la parte alta de la ladera. Con los cortes de terreno y las compactaciones que realiza, se genera un fenómeno conocido como "bufamiento" que en este caso es la presión que se realiza sobre un terreno débil. Los geólogos no deben buscarle tres pies al gato; esa es la causa del colapso.
Tiene razón aquel que piensa que González Alcocer pretendió desviar la atención del respetable. Aunque solo debe constarle a Curiel y a González Alcocer, algunas versiones señalan que el primero le regalo al segundo la vivienda que el martes fue desalojada. Los mismos perversos recuerdan que al despachar como gobernador del Estado, González Alcocer encargo a su compadre Curiel la construcción del penal de mediana seguridad conocido como El Hongo. El arquitecto Curiel debió ganar una millonada y los malpensados suponen que de allí su generosidad.
Al margen del regalo que pudo recibir el entonces gobernador, alguien debe referirse a la autorización que dio el gobierno municipal para que el arquitecto Curiel pudiese construir sobre un terreno que –a decir del propio senador González Alcocer—es un suelo arenoso. Peor aun, después del colapso del martes, los geólogos contratados para realizar un estudio tan oneroso, ojala volteen a ver hacia la parte superior donde Curiel construye mas casas ahora con la autorización del actual Ayuntamiento. ¿Mas claro?
Zavala
Sobre este mismo asunto, otro que debe poner sus "barbas a remojar" es Miguel Ángel Zavala, quien cobra como director de Administración Urbana Municipal. Este mini-hombre, egresado del TEC de Tijuana, encargado de firmar los permisos de construcción, tiene fama de solapar irregularidades.
Jorge Ramos sabe que los reflectores apuntan hacia su pupilo Zavala, quien –por cierto--le cargo la maleta durante un par de años en la Comisión de Servicios Públicos de Tijuana. La propia Cespt se ubica como aparente responsable del desplazamiento del terreno. Nada extraño resulta que la paraestatal se eche la culpa, pues gracias a los usuarios cumplidos, ellos tienen la capacidad de pago.
La Ley de Edificaciones para el estado de Baja California, relativa a las atribuciones del gobierno municipal, señala en su articulo sexto que el ayuntamiento es responsable de formular y aprobar el Reglamento de Edificaciones respectivo; II. Vigilar y hacer cumplir que los proyectos, construcciones e instalaciones se realicen conforme a las disposiciones establecidas en esta Ley y sus Reglamentos; III. Otorgar o negar Licencias de construcción, ocupación, uso, cambio de uso, así como otorgar o negar licencias para instalaciones en la vía pública; IV. Inspeccionar toda obra pública o privada en proceso, terminada o en demolición, así como cualquier instalación para verificar que cumpla con las disposiciones de la Ley y sus Reglamentos; V. Ordenar la suspensión temporal o la clausura de obras e instalaciones en ejecución, uso o desuso y la desocupación, cuando así se prevenga en los Reglamentos o se lesione el interés público. En resumen Zavala, léase el Ayuntamiento de Tijuana, es corresponsable (aunque para muchos luce irresponsable).
Comentarios: cicuta45@gmail.com
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