Cicuta
Jaime Flores Martínez
Infiltrado
Las lesiones provocadas por la golpiza, obligo a los militares a llevar al detenido hasta un nosocomio ubicado en la colonia Cacho de Tijuana.
El diagnostico preliminar señalaba que Jaime Alberto Ávila Flores, hasta ese momento jefe policiaco de la subdelegación de los Pinos, presentaba fractura de costillas y severos daños internos. La instrucción de los galenos fue practicarle una serie de radiografías y una resonancia magnética para descartar posibles derrames internos.
Ávila Flores fue uno de los 27 policías municipales arrestados a finales de marzo del año pasado, acusados de vínculos con la delincuencia organizada. El propio secretario de seguridad pública municipal Julián Leyzaola Pérez "invito" a sus elementos a trasladarse a las instalaciones militares, aunque nunca se imaginaron que de allí saldrían directamente a una prisión federal. Ese día empezaría su viacrucis.
Desde ese momento, los policías de Tijuana permanecieron arraigados en el Cuartel Militar, donde fueron sometidos a severas torturas a manos del propio Leyzaola y en presencia de un agente del ministerio público federal, según denuncias presentadas por los familiares de los detenidos.
El jefe de distrito de la delegación San Antonio de los Buenos, Miguel Ángel Messina López, se convirtió en uno de los más críticos denunciantes de los abusos cometidos contra ellos durante los 40 días que duro su arraigo. Extrañamente, Messina López, al salir de su encarcelamiento, prefirió moderar sus acusaciones, aunque sus señalamientos fueron meticulosamente documentados por la Procuraduría de Derechos Humanos de Baja California.
El caso es que en los primeros días de abril, los militares llevaron al oficial Jaime Alberto Ávila Flores a un hospital privado. El personal castrense temía que Ávila muriera por las lesiones que presentaba. Los miembros de la milicia, nunca se imaginaron que --uno de los empleados del hospital-- era familiar del oficial Ávila.
La persona en mención, se convirtió en permanente notificador del estado de salud del oficial Ávila a sus familiares. Con las facilidades de prestar sus servicios en ese nosocomio, el susodicho tuvo tiempo suficiente para fotocopiar los informes médicos y tener acceso a las placas de "rayos x" que comprobaban la gravedad de sus lesiones.
Apenas estuvo medianamente recuperado, Ávila Flores fue devuelto a las instalaciones militares y al concluir el arraigo fue enviado a la prisión de Nayarit, donde ahora permanece.
Sin embargo vale la pena señalar que –en esa ocasión--, los militares solicitaron una factura por concepto de la atención medica brindada a un oficial policiaco que recibió una golpiza al interior de las instalaciones militares. El nosocomio extendió su factura. La milicia pago en efectivo el monto requerido, aunque la cantidad liquidada se mantiene en reserva.
Para información del respetable, todos los documentos referidos fueron presentados por los familiares de Ávila Flores al juez encargado de ventilar la acusación en el Estado de Chihuahua, pero el encargado del caso decidió desechar esas pruebas.
Más llama la atención que uno de los 13 policías liberados el pasado agosto, se atrevió a desmarcar a los militares de la práctica de la tortura contra esos 27 policías municipales. El ex oficial policiaco en cuestión, afirma que la tropa se condujo con cierto respeto hacia ellos durante las cinco semanas que permanecieron en el Cuartel Morelos. Los señalamientos, entonces, van contra Leyzaola --a quien-- tras cada golpe sale alguien a sobarle.
Calentamiento
Por cierto, el pasado lunes, el teniente coronel Julián Leyzaola se defendió del contenido de un reportaje publicado el domingo en la revista Proceso, donde se hace referencia a los policías que se dedican a proteger a los delincuentes. El secretario Leyzaola dice que eso sucedía antes de su arribo a la corporación. Ahora –señala—solamente el 5 por ciento de los policías locales tienen vínculos con organizaciones criminales.
En ese reportaje firmado por el periodista veracruzano Ricardo Ravelo, el ex secteraio de seguridad pública de Tijuana Alberto Capella Ibarra, advierte que Tijuana "se calentara" a finales de este año o a principios del próximo. Pronostica que los índices de violencia que se viven en Chihuahua se trasladaran a Tijuana porque el Chapo Guzmán está decidido a controlar Tijuana. Ojala se equivoque.
Sarcasmo
Dirigentes camarales de Tijuana están muy enojados con el gobernador José Guadalupe Osuna Millán porque "los ha dejado solos" en su lucha contra las decisiones tomadas desde el centro del país por las autoridades federales.
Mientras los vendedores de autos usados critican la pasividad de Osuna ante Hacienda para agilizar la habilitación de las facturas electrónicas para reactivar la venta de automóviles usados, miembros de la IP "se rascan con sus propias uñas" en el tema del control de dólares. Desde el anonimato, hablan de las encuestas periodísticas que reprueban a gestión de Osuna. Dicen que esos sondeos "se quedaron cortos".
Solamente el ex alcalde de Tijuana Fernando Márquez Arce hace gala de lucidez al señalar que Osuna "no ha gobernado", lo critica sin pudor, y de plano le pone 4 de calificación. ¿Quién es Osuna Millán? dice Márquez con sarcasmo ¿De él no me acuerdo?. ¿Quién es?
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