Desesperado por el descrédito de su maltrecha empresa de seguridad privada, el señor Javier Hernández Tovalín decidió recurrir a la difamación. Don Javier dice que lo publicado el pasado viernes sobre la empresa Sistema Integral de Protección, Escolta y Defensa (SIPED) es el resultado de negarse a entregar dinero al autor de esta columna. En otras palabras, Hernández Tovalin asegura –falsamente-- que Cicuta "intentó extorsionarlos". ¿Cómo estarán de enojados que piensan denunciar a Cicuta por "calumniarlos"?
El asunto se remite a lo publicado el viernes, donde el escribiente revela que el propietario de SIPED Gabriel Parra se entrevistó con el abogado Alfonso Ballesteros Topete para pedirle intercediera ante su hermano para agilizar la entrega de un cargamento de armas que les debe la Secretaria de la Defensa Nacional. Alfonso Ballesteros es hermano de Rafael de Jesús Ballesteros Topete, actual director de la Industria Militar de la Sedena.
Cicuta charló el miércoles de la semana anterior con Alfonso Ballesteros quien reconoció haberse reunido con Gabriel Parra. Este le pidió gestionar un encuentro con el general Ballesteros para pedirle agilizar la entrega del armamento que requieren los escoltas que laboran en esa empresa. ¿Cómo funciona una empresa de seguridad si los escoltas no tienen armas? La respuesta es que SIPED tiene contratados a un grupo de ex militares que utilizan sus propias armas para cumplir labores de guaruras.
También se informó que el propio Gabriel Parra se encargó de cacarear que el director de la Industria Militar se mostraba interesado en comprarle SIPED por un monto superior a los 5 millones de dólares, aunque esta versión fue desmentida por su hermano Alfonso. Parra esta decidido a demandar a Cicuta por atreverse a publicar verdades.
La mañana del viernes, apenas conoció el contenido de Cicuta, el ex secretario de gobierno de Rosarito Javier Hernández Tovalin contactó con Alfonso Ballesteros para tronar contra el columnista. Allí le dijo que Gabriel Parra se resistió a un intento de extorsión para evitar lo publicado ese día. Hernández Tovalin es socio de Gabriel Parra en SIPED, una maltrecha empresa que intenta ser cotizada como un extraordinario negocio. ¿Cómo puede ser exitosa una empresa de seguridad que ni siquiera tiene el armamento que avala la Sedena?
Evidentemente desesperado por el descredito de la empresa que orgullosamente encabeza, Hernández Tovalin no se conformó con decirle a Ballesteros que el autor de Cicuta había actuado con el hígado. Para justificar el texto publicado el viernes, Hernández Tovalin acuso de corrupto a quien esto escribe. De esta manera intento lavarse la cara y pulir la prieta honra de Parra.
Lo que no ha dicho Javier Hernández Tovalin es que --hace unas cinco semanas-- media decena de integrantes de Inteligencia Militar se apersonaron en el Campo de Tiro que funciona en Rosarito, propiedad de su señor Padre Bernabé Hernández Armas. Los hombres de negro pidieron al señor Hernández la lista completa de las personas que acuden a practicar con sus armas en ese lugar.
Ellos cuestionaron a Bernabé Hernández sobre los vínculos de su hijo Javier con Gabriel Parra y esculcaron entre los nombres de las personas que habían entrenado en su negocio. Esos hombres de negro le advirtieron que la relación de su hijo Javier con el joven Gabriel Parra no era sana.
Se sabe que esa misma tarde don Bernabé llamó a su hijo para advertirle sobre los riesgos de mantener la sociedad con Parra, pero las advertencias paternas le vinieron guangas.
Hernández y Parra se han dedicado a desestimar la afirmación de Cicuta sobre la adquisición de un avión rotulado con el nombre de Sistema Integral de Protección, Escolta y Defensa (SIPED), al señalar que la aeronave no será utilizada para el traslado de algunos de sus clientes. Para más detalles, los dueños de SIPED aseguran que ese avión "lo compraron en oferta".
También presumen que personajes cercanos a Enrique Peña Nieto establecieron contacto con ellos para contratar a su empresa para brindarle seguridad al ex gobernador del Estado de México en su primera visita a Baja California. Ahora cacarean que Jorge Hank quiere comprarles su circo.
El joven Parra tiene la boca tan grande que se atreve a pregonar que influyo para que el general secretario de la Secretaria de la Defensa Nacional Guillermo Galván Galván, no considerara el ascenso del comandante de la Segunda Región Militar, General Alfonso Duarte Múgica. El sábado pasado se confirmó que Duarte no fue promovido como general de división y Parra lo presume como un logro.
Tanto Parra como Hernández Tovalin deben saber que (al igual que ellos) Cicuta se encuentra estrechamente vigilado por los servicios de inteligencia de la Secretaria de la Defensa Nacional. Esto, para su estrecho entender, significa que nunca ha existido un intento de extorsión del escribiente. Para ambos resultó muy fácil atentar contra la dignidad de un periodista que se atrevió a revelar sus desaseadas estrategias.
Si acaso el señor Parra resultó perdedor en su pleito con el general Alfonso Duarte, alguien debe decirle que aumenta su cadena de errores al acusar falsamente al comunicador. Al igual que su socio Javier Hernández Tovalin, el joven Gabriel Parra debe moderar sus acciones. Debe contar sus pasos y no acusar sin fundamento. ¿Más claro blanqueador?
Comentarios; cicuta45@gmail.com
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