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cicuta

Cicuta

Jaime Flores Martínez

Seso

Acostumbrado a sacarle la vuelta a los asuntos espinosos, el gobernador José Guadalupe Osuna Millán "no tarda" en ceder a los caprichos de los burócratas que le exigen un desproporcionado aumento salarial.

Los detractores del gobernador bajacaliforniano desestiman que mantenga esa extraña postura firme. Apenas la mañana del martes, Osuna advirtió que no aceptaría un incremento mayor al 7.6 por ciento "aunque lo corretearan alrededor del mundo". El escándalo que hicieron los sindicalizados afuera de l empresa Hunday coloco a Osuna Millán en una posición muy incómoda. El color de su piel cambio con el griterío.

Y es que Osuna Millán tiene fama de ser un gobernante tibio. Desde el inicio de su gobierno, el gobernador ha preferido no tomar decisiones. En su conjunto, la sociedad  bajacaliforniana sabia que el gobierno era conducido por Francisco Blake Mora, quien despachaba como secretario general de gobierno.

Por eso los detractores del gobernador pronosticaron que su administración se iría al averno. Francisco Blake se fue como secretario de gobernación y Osuna Millán se sintió descobijado. Blake Mora era-- sin duda-- el poder tras el trono.

El martes pasado el gobernador Osuna debió exigir a los altos funcionarios de su gabinete, prevenir cualquier incidente que pudieran protagonizar los burócratas. El secretario de gobierno Francisco Blake Mora se vio lento y fue parcialmente responsable que Osuna saliera acurrucado bajo la alfombra de una camioneta blindada. Las amenazas de los burócratas lo amedrentaron.

Como si fuera el dueño de un rancho avícola, Osuna debe girar instrucciones para aplicar la ley en caso del eventual estallamiento de la huelga. Sus flamantes asesores deberán demostrar la existencia ee masa encefálica. Su consejero jurídico deberá recomendar que advierta a la Junta de Conciliación y Arbitraje la intención de suspender la relación establecida con el Sindicato de Burócratas. Si esta agrupación se mantiene obstinada, el gobierno puede romper la relación, contratar trabajadores eventuales y negociar en lo particular con cada burócrata.

Si les conviene mantener su empleo, entonces deberán ajustarse a las posibilidades del gobierno. De otra manera deberán dejar su lugar a gente que necesite el trabajo..

Para muestra de esta sugerencia, los asesores de Osuna deben recordar lo acontecido en 2009 en el gobierno de Tijuana. En aquel momento los burócratas presionaron tanto que hasta amenazaron con  declararse en huelga. El entonces consejero jurídico Raúl Corona Sesma advirtió que se descontaría el día a los sindicalizados faltistas.

Si su ausencia alcanzaba 3 días, entonces su contrato laboral se rescindiría. El gobierno correría a quien no asistiera a trabajar. Si bloqueaban los accesos al edificio de gobierno, usarían la fuerza pública por considerarse un delito que amerita cárcel.

Paralelamente se echo mano de personal alterno en caso de romperse la relación con el Sindicato. Los empleados sindicalizados entendieron que --en este conflicto-- ellos saldrían perdedores. La sensatez les regreso y todos volvieron a su trabajo. Algún abogado diría que aquel detalle marcaria jurisprudencia.

Cicuta publicó el pasado viernes que los dirigentes sindicales se han excedido en las presiones hacia el gobierno de Osuna. Aquí se señaló que los dirigentes Ricardo Medina Fierro y Martín Plasencia ganan unos sueldazos que no corresponden a su exigencia. Es increíble que intenten exhibir el salario del gobernador, mientras ellos ganan ms de un millón al año.

El ejecutivo estatal debería de ordenar una investigación sobre los bienes que tienen cada uno de ellos. Osuna Millán podría fácilmente dar a conocer detalles del enriquecimiento de Ricardo Medina Fierro y de Martin Plascencia. Utilizaría el efecto boomerang.

Plascencia construye su pequeño Partenón en un predio de 2mil 500 metros en el municipio de Tecate. En esa residencia, don Martín tendrá jacuzzi, alberca y aire acondicionado. Con una fachada muy rústica, el interior lo envidiaría el magnate Carlos Slim.

En resumen, una gran parte de la sociedad espera que Osuna Millán se ponga los pantalones y resuelva  este conflicto. Aquellos que quedaron atrapados por los bloqueos de los burócratas a principios de la semana pasada le lanzaran globos y serpentinas. Ya es hora que alguien ponga en orden a esos trabajadores, es decir, a sus ambiciosos dirigentes. Habrá que aclarar que Cicuta nunca le haría el trabajo sucio al gobierno, solo que a veces requieren oxigenación cerebral

A  propósito, los señores Medina y Plascencia aseguran que el gobierno de Baja California ha desatado una campaña para intimidarlos. Aparentemente la intención de Osuna Millán sería arrestarlos y ponerlos a disposición de las autoridades correspondientes. Nadie cree en esa tesis. Por el contrario, solo consiguieron darle ideas frescas al gobierno. No solo fue Cicuta.

También dicen que el gobernador Osuna le ha pagado a muchos de sus compañeros detractores, quienes han utilizado ampliamente las redes sociales para desprestigiar el movimiento. Ellos afirman que Plasencia y Ricardo Medina Fierro los presionan para que participen en las marchas multitudinarias que han realizado. Llegó el momento de meter orden y dejar resuelto un problema que se presenta cada año.

Comentarios;  cicuta.info   jaime.cicuta@gmail.com    twitter@cicutajaime

 

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